Las músicas del cielo tocan dianas
Los mundos prosiguen su carrera,
Las torres tocan sus campanas;
Y el pobre mortal contento se recrea.
Acaba de sonar la ultima hora
Las nubes dejan de volar,
Una sola palabra selladora;
Con ella el Salvador ha de firmar.
Los astros se paran asombrados
La obra redentora está por terminar,
Los hombres están desconcertados;
Y las estrellas dejaron de brillar.
Todos suspenden sus labores
Y se escucha un silencio abrumador,
Los jardines no exhalan sus olores;
Y el sol no pudo prestarles su calor.
Todo es expectación por un momento
Alguien detiene la función terrestre,
No hay un ave que cruce el firmamento;
Y el negro manto cubre lo celeste.
¿Qué sucede? ¿Por qué calla y enmudece?
¿Quién tiene tanto poder para ordenarlo?
El sol, la luna y astros le obedecen;
Y nadie, lo aseguro, osará estorbarle.
Vino la oscuridad, parece noche,
Y Dios esconde al Hijo sacrosanto,
Para cerrar con oro el primoroso broche;
Que salvará al mundo del espanto.
Una palabra más la humanidad espera
Sin ella el Salvador no cumpliría,
La salvación que antes ofreciera;
Y el mundo pecador, se perdería.
Aquí me paro extasiado, a contemplarlo todo
Tan magna obra que por mi hiciste,
¿Quién es el hombre, hecho de lodo
Que obstinado, en su maldad resiste?
El sacrificio perfecto há terminado
No es necesario hacerlo otra vez
¡Gloria a Dios, el mundo está salvado!
He aquí el sello: “Consumado es”.
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