martes, 3 de agosto de 2010

No me mueve mi Dios para quererte



No me mueve mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido;
para dejar por ello de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz, escarnecido,
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.


Autor anónimo

No hay comentarios:

Publicar un comentario