martes, 7 de junio de 2011

EL MURIO POR MI



Mientras caía el sol con fuerza sobre sus espaldas
que llagadas iban por el peso del madero,
temblorosas piernas se negaban sostenerlo;
sus cansados brazos padeciendo al extremo.

Alrededor la multitud observaba enmorbecida
mientras en el cielo los angeles enmudecieron
la creacion plena se detiene, en expectativa
que ya el cordero va marchando al matadero.

Las manos santas que se dieron en servicio
que consolaron, hoy reciben cruel suplicio,
al hombre se abren mientras son clavadas;
pues fieles son sus heridas y sus llagas.

su rostro sereno se contempla escarnecido
la crueldad salvaje descargóse en su frente
soportando va el agobio de los espinos;
y en sus ojos, el oprobio de la gente.

Los latigazos han roto su espalda cruelmente
bebiendo está la amarga copa del menosprecio
los gritos de odio fustigándole arteramente;
su heroico corazón va soportando el desprecio.

Clavando están sus manos y pies al cruel madero
su sangre corre, infundiendo sanidad y vida
una lanza ya traspasó su corazón con odio fiero
agonizando está consumando su obra redentiva.

Así murió, en esa cruz entregando todo
el Salvador, el creador y dador de vida 
dejó su trono, se encarnó, se vistió de lodo
para salvar la humanidad que estaba perdida.